sábado, 7 de septiembre de 2013

Capítulo 12 Imagina Niall Horan

[NARRA _]
Después de una cena preciosa y una noche apasionada, mi futuro marido, mi prometido, Niall, y yo nos fuimos a dormir. Aquella noche soñé con la que sería mi vida. Casada con Niall, hijos correteando por nuestra casa. De pronto, mi precioso sueño se rompió. En aquel sueño tan perfecto, pasó algo que me rompió: Niall murió. Me desperté de un sobresalto y me giré para asegurarme de que Niall seguía allí junto a mí, como en un acto reflejo. Me levanté y cogí un disco que hacía tiempo que no escuchaba. 


Me dirigí al salón, abrí el reproductor de música, metí el CD y le di al play. La música de Miley comenzó a sonar en mis oídos mientras las lágrimas empezaban a recorrer mis mejillas. Esa música me hacía recordar todos los momentos de soledad que había pasado sola durante mi infancia, en casa, en mi habitación, escuchando una y otra vez las mismas canciones del disco de Miley. Las gotas saladas rozadan mis labios y eran arrastradas por mi lengua. Mis sollozos se fueron haciendo mayores. Unas manos cálidas me abrazaron. N: Ey princesa, no llores. Niall limpió las lágrimas de mis ojos, aunque pasados unos instantes ya había otra ocupando su lugar. Abracé más fuerte a Niall dejando caer más lágrimas. N: Tranquila _. Estoy aquí contigo. Venga amor, respira. Hice lo que me decía Niall, y cuando estaba un poco más calmada, Niall volvió a hablar. N: ¿Mejor? Asentí con la cabeza. N: Bien. Ahora cuéntame lo que ha pasado._: Primero he tenido una pesadilla, y he puesto música y luego malos recuerdos del pasado han venido a mi mente. N: ¿Qué recuerdos amor? _: De pequeña era la niña a la que no se acercaba nadie, la niña rarita de la clase. Por eso, todas las tardes, mientras los demás jugaban en el parque, yo me quedaba en casa sola escuchando esta música. Estaba sola hasta que vino una niña nueva, que se acercó a mí, nos hicimos amigas. Éramos inseparables. N: Pero yo te prometo una cosa. _: ¿El qué? N: Que yo nunca te dejaré sola. _: Gracias amor. N: Y ahora voy a por la receta de la felicidad. Niall se fue a la cocina, y volvió con una tarrina de helado y dos cucharas. Nos tomamos el helado, que según Niall era "La mejor medicina para estas ocasiones". Estábamos abrazados mientras comíamos y hablábamos. 


Desde ese preciso momento, me di cuenta de que a Niall podía contarle absolutamente TODO, y que él actuaría como si fuese mi mejor amiga. Después de tomarnos el helado y hablar durante un rato, nos fuimos a la cama a dormir. Le abracé y apoyé mi cabeza en su pecho. Ahora estaba protegida de todo. Niall me protegía. Al día siguiente, me levanté y me quedé un rato viendo lo precioso que era Niall mientras dormía. Bajé y preparé el desayuno para los dos. Luego, fui a despertar a Niall. _: Niall amor. Tienes que levantarte. N: Un poquito más porfa. _: Entonces te quedas sin sorpresa. Niall abrió los ojos casi al instante y se levantó de un salto. N: ¿Y bien? ¿Y mi sorpresa? _: Primero tenemos que desayunar mi niño. N: Está bien. Bajamos y desayunamos. Luego Niall se fue al salón a ver un poco la tele y yo subí a la habitación para la sorpresa que tenía preparada para Niall. Me puse esto:


Y cogí al perrito que había escondido.



Luego, bajé al salón y me puse delante de la televisión haciendo que me mirara. Abrió la boca y los ojos como platos. _: Bueno. ¿No vas a decir nada? Si quieres me pongo el pijama otra vez y devuelvo esto. N: Ni se te ocurra hacer eso. Es solo que... WOW. Estás tan sexy. ¿Y ese perro? _: Es parte de tu regalo. Pero ahora solo puedes elegir un regalo. Luego tendrás el otro. N: Mmmm... Pues me quedo con el perrito eh. _:Idiota. N: Que es broma. Anda tonta, ven aquí. _: ¿Y si ahora no quiero? N: ¡Pero si lo estás deseando! Ven.